Como consultores de empresas, las acciones de comunicación interna reciben todo nuestro interés y se encuentran en la parte alta de nuestra clasificación de prioridades.

Hoy nos encontramos acompañando un proceso de cambio cultural con uno de nuestros clientes. Se trata de un proyecto de consultoría de largo plazo, en el que hemos ayudado a establecer los ejes estratégicos que deben atenderse, la hoja de ruta de acciones, o los nuevos hábitos a incorporar, entre otras medidas propuestas para esta organización.

Así como lo vemos nosotros, estos cambios organizativos sólo pueden entenderse de forma participada, contando desde el inicio con las personas que en último término lo van a llevar a cabo, que son el colectivo de colaboradores y colaboradoras.

Una de las “metas volantes” de todo proyecto de cambio en equipo consiste en sentarse para sencillamente revisar cómo vamos. Es una parada en boxes, fuera del día a día, donde analizar, construir, explicar y compartir nuestras sugerencias, inquietudes y por supuesto cuál es el estado de nuestros compromisos con el proyecto.

Esto es lo que pretendemos con las jornadas institucionales como la que hemos diseñado y facilitado el día de hoy. Se trata de un esfuerzo que compensa con creces, especialmente cuando pasa a formar parte de una sana rutina organizativa, que las empresas mejores (que para nosotros son las empresas más humanas, más rentables y más felices) tienen absolutamente interiorizada.

Quien dijo aquello de que “si te paras te caes de la bicicleta” desde luego no compartía con nosotros el valor que le damos a levantar la cabeza, respirar, recuperar fuerzas, disfrutar del paisaje y de la compañía, y, sobre todo, verificar que voy en la dirección correcta.