Ayer fue la II Jornada de Encamina y, de nuevo, vuelvo a sentir lo mismo que el año pasado; unión, voluntad y mucha energía.
#encamina2014 es un voluntariado social, un acción puntual al año donde nos olvidamos a qué empresas pertenecemos y quiénes son nuestros competidores. Nos convertimos en ciudadanos con ganas de ayudar a otros ciudadanos que están pasando por una situación desfavorecida.
Nos sentamos en los pupitres de colegio que nos ceden y dedicamos un tiempo a escuchar, a compartir y a buscar alternativas a las personas que creen no tener los recursos adecuados o no ven una salida clara a su situación laboral.
En los talleres, los participantes encuentran el espacio para compartir su situación con otras personas que están pasando por lo mismo. Y es curioso, porque a veces, el papel del formador queda en un segundo plano. Los participantes necesitan ser los protagonistas, ser visibles y sentirse arropados por el propio grupo.
Paradójicamente, me sorprende los muchos inscritos que no se presentan y ni se toman la molestia de avisar, sin ser conscientes de que están ocupando un espacio de otra persona que podría aprovechar la plaza, la reflexión. En esos casos, no me asombra que tengan dificultades en conseguir un puesto de trabajo. Me preocupa la falta de iniciativa y compromiso que vive esta sociedad. ¿Es que todavía pensamos que la crisis se va a solucionar por sí sola y que todo va a volver a la falsa normalidad? Que por enviar CVs nos van a llover ofertas de trabajo?
¿Qué estamos dispuestos a hacer por nuestro futuro?