¿Sabes cuántos de tus colaboradores tienen claro el propósito de la organización?
Te invitamos a hacer esta reflexión y a darnos una respuesta. ¿Qué dirías?
La mayoría de los gestores de empresas o de responsables de Recursos Humanos a los que hemos preguntado imaginan que entre el 10% y 30% de los trabajadores conocen el objetivo de la organización. Sin embargo, el estudio de Harvard para el que se hizo esta pregunta a 200 empresas lanzó un resultado bastante más alarmante:
Solo el 2% de los trabajadores tiene claro el propósito de la organización y, en consecuencia, entiende y trabaja tomando como referencia las prioridades de la organización.
Sorprende, ¿verdad? Este resultado, en términos de desempeño y estrategia, nos parece peligroso y nos obliga a activar ciertas reflexiones que, en nuestra opinión, deberían estar presentes en la mente de cualquier gestor.
Esto nos lleva a plantearnos una serie de cuestiones:
¿Cómo puedo asegurar que mis colaboradores están orientando su desempeño en la dirección correcta?
¿Cómo puedo evitar las desviaciones de foco o la dedicación excesiva a tareas que no aportan valor?
¿Cómo puedo aprovechar todo su desempeño y energía? ¿Tener una visión clara de su área de influencia y actuación?
Gestión del conocimiento
La respuesta a estas preguntas puede encontrarse en la gestión del conocimiento. La labor es compleja pero el camino y el resultado son claves para la organización, tal y como hemos estado haciendo recientemente con uno de nuestros clientes.
¿Qué permite la gestión del conocimiento?
- Obtener una visión clara de la aportación de valor de cada puesto al conjunto de la organización
- Optimizar los procesos y flujos de trabajo
- Obtener el detalle de las responsabilidades y tareas de cada puesto clave
- Analizar las prioridades del puesto y su ajuste con las prioridades organizativas
- Identificar GAPS o puntos de bloqueo de los procesos organizativos
- Detectar la falta de recursos que dificultan o impiden mejores desempeños o aprovechamientos de cada función
- Recoger las áreas de mejora y proponer plan de actuación
- Eliminar duplicidades, rutinas perversas y “ladrones de productividad”
Todo ello con la participación del equipo, lo que favorece naturalmente los procesos de autocrítica y reflexión, así como la aceptación de los cambios y mejoras que se deriven del proyecto.
La gestión del conocimiento es un proceso complejo para el que no siempre se tiene tiempo pero que forma parte de la esencia de las empresas competitivas que buscan adaptarse a su entorno, flexibilizando su estructura, en contextos de cada vez más inciertos, cambiantes y volátiles.