Reflexionamos sobre la importancia de la inteligencia emocional en la gestión de personas para obtener el mejor desempeño en cada situación, a partir de la experiencia compartida con nuestro cliente Amer e Hijos.

Qué acertado Victor Küppers cuando dice que solo si trabajas sin estar en contacto con las personas puedes tener éxito sin inteligencia emocional.

Pero, ¿cuántos trabajamos hoy así, sin ningún tipo de contacto con personas? Ojalá nuestro éxito personal y profesional dependiera de nuestra inteligencia académica, ojalá nuestra propia felicidad dependiera de nuestro coeficiente intelectual. ¿Qué sencillo sería todo, verdad?

Sin embargo, todos sabemos que nuestro éxito y nuestra felicidad dependen de otros factores, entre otros, de la inteligencia emocional.

La inteligencia emocional es la capacidad que tenemos las personas de comprender y manejar las emociones propias y las emociones de los demás para desenvolvernos con éxito cuando interactuamos los unos con los otros. Podríamos añadir que es la base para atraer a otros, la actitud para trabajar con ellos de forma positiva y estimular todo su potencial.

A partir de esta definición podemos intuir fácilmente el grado de influencia que tiene la inteligencia emocional en el contexto de una organización que se basa en la relación de las personas que la componen.

Es más, si nos permitís el atrevimiento, tenemos que afirmar rotundamente que cualquier cosa que hagamos en este contexto – y por extensión, en el contexto personal- tendrá siempre una implicación y una repercusión emocional. De hecho, todas las decisiones que tomamos, las reflexiones que hacemos … se basan siempre en una emoción. Toda interacción entre personas, por muy racionales que sean, siempre tiene de base una emoción.

Las emociones que generamos

Os habéis preguntado alguna vez qué emociones generáis en los demás. Y si sois líderes de personas, sois conscientes de qué emociones genera vuestro estilo de liderazgo en vuestro equipo.

Nuestro cliente Amer e Hijos, empresa de construcción líder en las Islas Baleares, sí se hizo esa pregunta y nos la planteó. Con ellos realizamos un taller de inteligencia emocional para líderes con su equipo de jefes de obra, a quienes formamos en las herramientas básicas y de inmediata aplicación que les ayudarán en su gestión de personas.

Ahora que la primera línea de operaciones ya está poniendo en práctica esta nueva habilidad, tocará formar al siguiente nivel: los encargados y jefes de equipo, para que consigan también el máximo desempeño de sus equipos a partir del control emocional y la generación de emociones positivas que permitan sacar lo mejor de cada miembro y alcanzar el mayor éxito posible de cada situación. Porque un líder emocionalmente inteligente es capaz de analizar sus pensamientos e identificar esas raíces emocionales y, como resultado, influir enormemente en su ambiente. Quizás no sea tan difícil si cuentas con las herramientas necesarias para conseguirlo.