Hoy os cuento mi tarea de “facilitador” con los chicos y chicas de La Akademia, un precioso proyecto de educación emocional en el que participo de manera voluntaria desde su inicio en Mallorca. Tocaba sesión de valores. Una crónica de Jorge Serrano.

Acudieron al encuentro13 chicos y chicas y desde el primer momento se creó un clima muy agradable. Durante la ronda de presentaciones, cada uno trajo un objeto de valor personal y compartió con el grupo por qué era especial. Me maravillé escuchando tantas referencias a amigos, familiares y personas importantes relacionadas con ese objeto que mostraban, y me emocioné al darme cuenta de que, en bastantes casos, el objeto elegido estaba relacionado con un momento doloroso, al que no deseaban regresar.

A continuación invité al grupo a un momento de exploración más íntimo, en equipos pequeños, donde compartir “aquello que no se ve”: quiénes somos, nuestras creencias, capacidades, los valores que nos importan, lo que nos hacer diferentes y cuál nuestro propósito en el mundo. Empezaron a cruzarse en los diferentes rincones de la sala múltiples conversaciones preciosas, cargadas de sentido personal, y lo más importante, llenas de empatía, escucha sincera y sentimiento de conexión mutua, sobre todo, cuando descubrieron que muchos de sus miedos e ilusiones son, en esencia, los mismos.

Después nos atrevimos a llevar todas esas palabras a un mural, y el proceso se mantuvo catártico, gracias a la actitud de los chicos y chicas y al espacio de confianza y seguridad que representa para ellos La Akademia.

Fueron tres horas que transcurrieron en un suspiro, y donde de manera natural la tecnología estuvo prácticamente ausente, dejando todo el espacio al contacto humano. Me fui a casa muy agradecido por el momento vivido, con sensación de conciencia plena.

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